Humanidad.
Hay hombres con ojos de locos
y locos con ojos de hombre
hay hombres sin ojos
y ojos sin hombres
y hay tuertos.
No tengo ni idea de lo que significa este instante. Me siento como si me estuviera mudando a una nueva habitación, a una nueva casa, a un nuevo planeta. Confieso mi miedo, el miedo de desandar las calles de una ciudad desconocida...
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sábado, 21 de marzo de 2015
viernes, 20 de marzo de 2015
miércoles, 11 de marzo de 2015
Acto final
Si regreso... iré sin prisa
Iré descalza
Iré desnuda
Iré tranquila
Iré hermosa
Todo está en que regrese...
Y tú sabes que no regresaré
de ningún modo.
miércoles, 25 de febrero de 2015
Si he dicho alguna vez
que en el centro del mundo está mi mano
no he mentido
todo radica en la sigilosa plenitud del sueño de sabernos
nuestros
si amigos o enemigos, nada importa
Mi dios está sentado sobre la cabeza de una hormiga
ella lo ignora...
Conciliemos el sueño
y de seguro podremos despertar danzando
siempre habrá un lugar para los cuerdos que de repente se
despiertan
y se creen vivos
y enarbolan su suerte de banderas.
El cuerpo es insomne cuando los locos cantan
se dice que antes de saltar hacia el vacío
cantan con fiereza y no con canto
contaminan la ciudad con polvo extraño
me invaden la pupila
y se ríen en mi cara
absurdamente
se despojan del gesto vespertino
y se van
como si nada
como si amar y suicidarse fuera un juego.
Si he dicho alguna vez que la ciudad está en mi techo
no he mentido
la hilaridad se desencaja bajo el agua
los peces se suspenden
y los hombres siguen en su diario pisotear de sombras
invaden el mismo centro de los parques
rectilíneos y blancos, como el viento
y se duermen
se ausentan tan tranquilos…
Este árbol ha crecido demasiado
se confunde con mi ojo y sí me importa
le ofrecí un vidrio para que se cortara las raíces
y sólo dibujó su seña en mi corteza
Este árbol no sabe que no duermo.
Primero llegó uno y luego todos
nos reunimos para envejecer acompañados
y recordar ese modo largo de estar bajo los astros
más allá de la piel y su cansancio...
Dije que nos reuniremos todos
y no es cierto
sólo vendrán los vivos sin cordura
Sólo vendrán los que jugaron al puente y se marcharon
con una pizca de amor bajo la lengua
y una ausencia -torpe-melodía.
Los hombres se confunden con la decadencia de los sueños
los hombres se destruyen los dedos cortando girasoles
y en el breve sonido de la noche inédita se espantan
Los hombres son tristes fierecillas
hoy sólo los miro
la ciudad, por pequeños, los perdona.
jueves, 15 de enero de 2015
Búscame en el rincón más oscuro de la casa
o mejor no me busques,
déjame ir al mundo de las algas
a la ausencia continua de mí misma..
déjame partir sin sobresaltos,
como una sombra
como el pedazo roto de las fotos familiares
como un banco abandonado frente al mar
que espera su momento
su ola de gracia
su rendición sublime ante la furia de las aguas.
Yo siempre quise ir a París.
Creo que lo deseo desde el mismo día en que mi cigüeña perdió el rumbo. Y probablemente tratarías de adivinar que me atrae el pan humeante de "Nature De Pain", o los faroles y sus sombras largas. Quizás puedas pensar que sueño con clavar mi pupila en la cúpula de la Ópera Garnier, o perderme en un beso solemne y sostenido, en un balcón con vista a la torre Eiffel... Quizás creas que es el alma de Juana de Arco, vagando por las misteriosas aguas del Sena, o el de Grenouille, en algún frasco de vidrio soplado, en la vitrina de una botica perdida en el tiempo... Y no es eso, tampoco aquella película "homme et une femme", que vi decenas de veces, y siempre lloré como si fuera la primera. No es la magia de Ratatouille, ni los museos, ni las ventanas con flores... Todo eso lo puedo ver desde mi palco. Mi deseo es mucho más mundano: lograr atarme con la elegancia parisina una bufanda.
(Leyendo "cosmopolitan")
Yo era como ellas
devoraba el mundo de un zarpazo
como gavilán o como sanguijuela...
Desafiaba los puentes, las ciudades,
la fiebre, la memoria, el miedo.
Dormía a fuerza de calles desandadas,
de dioses desnudos
naufragando en el veneno de mi agridulce corazón
sin remos ni isla en la distancia.
Yo era como ellas,
pero quién se acuerda de eso...
Yo era como ellas
devoraba el mundo de un zarpazo
como gavilán o como sanguijuela...
Desafiaba los puentes, las ciudades,
la fiebre, la memoria, el miedo.
Dormía a fuerza de calles desandadas,
de dioses desnudos
naufragando en el veneno de mi agridulce corazón
sin remos ni isla en la distancia.
Yo era como ellas,
pero quién se acuerda de eso...
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